Pocas síntesis han sido tan mediáticas como esta. El video de Aleix Saló ya es un clásico del que más adelante ofreceremos la segunda parte. A mí me interesa su valor educativo, y de él destaco incluso una aportación al léxico macroeconómico: S.D.M: léase “Salario de Mierda”. Es lo que yo vengo cobrando cada vez que trabajo desde que me incorporé al mercadillo laboral.
Rescato
el término S.D.M. no por destacar su potencial tragicómico, sino porque hoy leo
en la prensa que el BCE no quiere que cobremos tanto. Mi hija diría: ¡Qué
morra! ¿No son ellos los guardianes de la estabilidad de precios? El salario, según el BCE, no es un precio, más
bien es un engorro. Por lo que parece el tema les ocupa tanto que hasta se ponen broncos y tiran de artillería
(recortes) y ardor guerrero (¡YA!)
amenazando con chulesca y reiterada obcecación. Como siempre, y eso ya es cansino,
se liga la bajada solicitada (exigida) de salarios que compensará en un futuro
inabarcable la penuria actual mediante un hipotético crecimiento de la
productividad.
Y una vez más, la amenaza inefable: ¡Que
viene el coco y romperá el euro! Ja, ja, el coco no viene pero se ve de lejos
la mano invisible (la de Alemania y sus socios) aprovechando el tirón mediático
y la mayoría absoluta del PP para imponer las condiciones depresivas vía su
sucursal del BCE (banco centro-europeo).
Se
nota que los funcionarios del BCE no cobran S.D.M., sino sabrían que el impacto
de la reducción de un 10% de un salario de 1.200 euros son 120 euros que van a
parar íntegramente a reducir el consumo, lo que implica un impacto nulo sobre
la productividad en una empresa que funcione como tal. En otro caso bien
valdría la pena valorar la idoneidad de la gestión del proyecto de empresa o
incluso valorar la extinción de la misma como un mal menor, llegado el caso. Algo
diferente, si cabe, sería hablar de salarios-rémora de 4.000 euros, por poner
un ejemplo, en entornos burocráticos poco afines a la excelencia, algo
estadísticamente más raro que un perro verde más allá de falsos trabajos o
mullidas butacas en instituciones que persigan intereses particulares ajenos a
la producción de bienes y servicios.
Al fin
y al cabo es natural que el BCE ayude a Rajoy con los trapitos sucios propios
de machacar un poco más nuestra ya de por sí depauperada demanda interna en
aras de fomentar la misma ideología que propició el crack del 29. De lo que se
trata ahora según ese enfoque es fomentar
conscientemente la miseria para recomponer beneficios empresariales. Y bien
está lo que bien acaba… solo que la economía también tiene su corazoncito y más
en un entorno recesivo. La receta clásica para fabricar una depresión económica
pasa invariablemente por deprimir el consumo, ya de por sí muy asfixiado por
salarios muy bajos y un brutal desempleo para fomentar un presunto “ahorro” que
facilite un círculo virtuoso de expansión de la actividad. Para eso es
conveniente que la renta del trabajo se aproxime lo máximo posible a la
esclavitud, pues cuanto más cerca esté de ella más y mejor se recompone el “ahorro”
vía beneficios. Ni más ni menos. Por supuesto, el bienestar no forma parte de
este planteamiento, que se justifica a sí mismo apelando a una feliz regeneración
social que nunca llega mientras se procede a actuar de forma iterativa sobre el
margen bruto de las empresas:
Trabajadores avariciosos = Crisis
Situación Ideal = Esclavitud (competencia perfecta de
trabajadores al borde del hambre que pagan hipoteca)
Resolución crisis:
Reconstrucción del beneficio = bajar
salarios, reducir gastos superfluos (no ligados al margen cial.) = beneficios dignos
Cito, por citar algo al respecto, me remito a
la nota de prensa emitida ayer por la Organización Internacional del Trabajo
contestando las pretensiones del BCE:
GINEBRA
(Noticias OIT) - La OIT ha advertido de que recortar los salarios en un intento
por impulsar la competitividad y reducir el desempleo puede tener el efecto
contrario. La advertencia fue emitida después de que el Banco Central Europeo
(BCE) pidió en su informe mensual de agosto, para una mayor flexibilidad en el
proceso de determinación de los salarios - como la reducción de los salarios
mínimos -, junto con medidas para fortalecer la competitividad. Una disminución
de los salarios tiende a conducir a un aumento de las exportaciones, pero
también deprime el consumo interno, lo cual afecta el crecimiento, dicen
expertos de la OIT. Dado el nivel de incertidumbre económica en el momento,
también es claro si la reducción de los salarios podría generar suficientes
incentivos para aumentar la inversión."Siempre que una caída de los
salarios reduce el consumo interno más de lo que aumenta las exportaciones y la
inversión, tiene un efecto negativo sobre el crecimiento económico de un
país", dijo Patrick Belser… “Esto explica por qué la disminución de los
salarios en períodos de crisis puede conllevar a una espiral de caída de la demanda
agregada y la deflación de los precios, en lugar de a una recuperación”… Si una
deflación salarial competitiva se persiguiera de manera simultánea en todos los
países, las ganancias de competitividad se cancelarían". La OIT también
advirtió que la búsqueda de recuperación de la competitividad mediante la
reducción de los costos unitarios de mano de obra -vía recorte de los salarios
o bien dejando que la productividad crezca más rápidamente que los salarios -
sería insostenible a nivel mundial. "Si una deflación salarial competitiva
se persigue de manera simultánea en todos los países, las ganancias de
competitividad se cancelarán y el efecto regresivo de la reducción de los
salarios globales en el consumo podría llevar a una depresión mundial de la
demanda agregada y el empleo", dijo Belser. El crecimiento de los salarios
que está sistemáticamente por encima del crecimiento de la productividad
laboral es insostenible. Lo contrario también es cierto. "El objetivo es
que los salarios y la productividad deben crecer al mismo ritmo", concluyó
Belser.
Transcribo de un artículo del País publicado
el 9 de agosto, al hilo de lo dicho y a modo de conclusión: “La insistencia
del BCE en la rebaja de los costes laborales como solución al desempleo se ve
desmentida por los datos. En Irlanda, pese a ser el país donde, según la OCDE,
se han reducido más los costes laborales desde el principio de la crisis, la
tasa de desempleo sigue por encima del 14%. Además, en los cuatro primeros años
tras la explosión de la burbuja emigraron 99.000 irlandeses, un 2,2% de la
población del país.” (El País, Thiago Ferrer Morini, 09-09-12)
En fin, España va bien; se huele
un ambiento político y psicológico familiar, que recuerda al existente a finales
de de los años 20. La situación está ahora mismo enquistada y si no se precipita
es porque estamos jugando a diario a poner a prueba la resistencia de los mismos
mecanismos que se desarrollaron en su día para evitar la catástrofe.
ORÁCULO
CIEGO
oraculociego.blogspot.com.es
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