domingo, 12 de agosto de 2012

Españistán y el Banco Centro-Europeo (BCE)





Pocas síntesis han sido tan mediáticas como esta. El video de Aleix Saló ya es un clásico del que más adelante ofreceremos la segunda parte.  A mí me interesa su valor educativo, y de él destaco incluso una aportación al léxico macroeconómico:  S.D.M:  léase “Salario de Mierda”. Es lo que yo vengo cobrando cada vez que trabajo desde que me incorporé al mercadillo laboral.

 Rescato el término S.D.M. no por destacar su potencial tragicómico, sino porque hoy leo en la prensa que el BCE no quiere que cobremos tanto. Mi hija diría: ¡Qué morra! ¿No son ellos los guardianes de la estabilidad de precios?  El salario, según el BCE, no es un precio, más bien es un engorro. Por lo que parece el tema les ocupa tanto que  hasta se ponen broncos y tiran de artillería (recortes) y  ardor guerrero (¡YA!) amenazando con chulesca y reiterada obcecación. Como siempre, y eso ya es cansino, se liga la bajada solicitada (exigida) de salarios que compensará en un futuro inabarcable la penuria actual mediante un hipotético crecimiento de la productividad.
Y una vez más, la amenaza inefable: ¡Que viene el coco y romperá el euro! Ja, ja, el coco no viene pero se ve de lejos la mano invisible (la de Alemania y sus socios) aprovechando el tirón mediático y la mayoría absoluta del PP para imponer las condiciones depresivas vía su sucursal del BCE (banco centro-europeo).

 Se nota que los funcionarios del BCE no cobran S.D.M., sino sabrían que el impacto de la reducción de un 10% de un salario de 1.200 euros son 120 euros que van a parar íntegramente a reducir el consumo, lo que implica un impacto nulo sobre la productividad en una empresa que funcione como tal. En otro caso bien valdría la pena valorar la idoneidad de la gestión del proyecto de empresa o incluso valorar la extinción de la misma como un mal menor, llegado el caso. Algo diferente, si cabe, sería hablar de salarios-rémora de 4.000 euros, por poner un ejemplo, en entornos burocráticos poco afines a la excelencia, algo estadísticamente más raro que un perro verde más allá de falsos trabajos o mullidas butacas en instituciones que persigan intereses particulares ajenos a la producción de bienes y servicios.
 Al fin y al cabo es natural que el BCE ayude a Rajoy con los trapitos sucios propios de machacar un poco más nuestra ya de por sí depauperada demanda interna en aras de fomentar la misma ideología que propició el crack del 29. De lo que se trata ahora según ese enfoque es  fomentar conscientemente la miseria para recomponer beneficios empresariales. Y bien está lo que bien acaba… solo que la economía también tiene su corazoncito y más en un entorno recesivo. La receta clásica para fabricar una depresión económica pasa invariablemente por deprimir el consumo, ya de por sí muy asfixiado por salarios muy bajos y un brutal desempleo para fomentar un presunto “ahorro” que facilite un círculo virtuoso de expansión de la actividad. Para eso es conveniente que la renta del trabajo se aproxime lo máximo posible a la esclavitud, pues cuanto más cerca esté de ella más y mejor se recompone el “ahorro” vía beneficios. Ni más ni menos. Por supuesto, el bienestar no forma parte de este planteamiento, que se justifica a sí mismo apelando a una feliz regeneración social que nunca llega mientras se procede a actuar de forma iterativa sobre el margen bruto de las empresas:

Trabajadores avariciosos = Crisis

Situación Ideal = Esclavitud (competencia perfecta de trabajadores al borde del hambre que pagan hipoteca)

Resolución crisis:  Reconstrucción del beneficio = bajar salarios, reducir gastos superfluos (no ligados al margen cial.) = beneficios dignos

Cito, por citar algo al respecto, me remito a la nota de prensa emitida ayer por la Organización Internacional del Trabajo contestando las pretensiones del BCE:
GINEBRA (Noticias OIT) - La OIT ha advertido de que recortar los salarios en un intento por impulsar la competitividad y reducir el desempleo puede tener el efecto contrario. La advertencia fue emitida después de que el Banco Central Europeo (BCE) pidió en su informe mensual de agosto, para una mayor flexibilidad en el proceso de determinación de los salarios - como la reducción de los salarios mínimos -, junto con medidas para fortalecer la competitividad. Una disminución de los salarios tiende a conducir a un aumento de las exportaciones, pero también deprime el consumo interno, lo cual afecta el crecimiento, dicen expertos de la OIT. Dado el nivel de incertidumbre económica en el momento, también es claro si la reducción de los salarios podría generar suficientes incentivos para aumentar la inversión."Siempre que una caída de los salarios reduce el consumo interno más de lo que aumenta las exportaciones y la inversión, tiene un efecto negativo sobre el crecimiento económico de un país", dijo Patrick Belser… “Esto explica por qué la disminución de los salarios en períodos de crisis puede conllevar a una espiral de caída de la demanda agregada y la deflación de los precios, en lugar de a una recuperación”… Si una deflación salarial competitiva se persiguiera de manera simultánea en todos los países, las ganancias de competitividad se cancelarían". La OIT también advirtió que la búsqueda de recuperación de la competitividad mediante la reducción de los costos unitarios de mano de obra -vía recorte de los salarios o bien dejando que la productividad crezca más rápidamente que los salarios - sería insostenible a nivel mundial. "Si una deflación salarial competitiva se persigue de manera simultánea en todos los países, las ganancias de competitividad se cancelarán y el efecto regresivo de la reducción de los salarios globales en el consumo podría llevar a una depresión mundial de la demanda agregada y el empleo", dijo Belser. El crecimiento de los salarios que está sistemáticamente por encima del crecimiento de la productividad laboral es insostenible. Lo contrario también es cierto. "El objetivo es que los salarios y la productividad deben crecer al mismo ritmo", concluyó Belser.

Transcribo de un artículo del País publicado el 9 de agosto, al hilo de lo dicho y a modo de conclusión: “La insistencia del BCE en la rebaja de los costes laborales como solución al desempleo se ve desmentida por los datos. En Irlanda, pese a ser el país donde, según la OCDE, se han reducido más los costes laborales desde el principio de la crisis, la tasa de desempleo sigue por encima del 14%. Además, en los cuatro primeros años tras la explosión de la burbuja emigraron 99.000 irlandeses, un 2,2% de la población del país.” (El País, Thiago Ferrer Morini, 09-09-12)  
  En fin, España va bien; se huele un ambiento político y psicológico familiar, que recuerda al existente a finales de de los años 20. La situación está ahora mismo enquistada y si no se precipita es porque estamos jugando a diario a poner a prueba la resistencia de los mismos mecanismos que se desarrollaron en su día para evitar la catástrofe.   

ORÁCULO CIEGO

oraculociego.blogspot.com.es



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